lunes, 24 de abril de 2000

LOS PUEBLOS Y LA DIGNIDAD

No hubo, no hay, ni habrá, ningún Imperio que no utilice la fuerza para dominar a los pueblos más débiles. Lo sabe la Humanidad toda; los Mayas, los Aztecas, Los Vikingos, Los Mongoles, los Romanos, los Persas, los Griegos, los Babilonios, Los Egipcios, y así podríamos ir más y más hacia atrás en la Historia, pero también hacia aquí, el Imperio Germano, Español, Británico, Soviético, Norteamericano y como corolario de esta magna “civilización”, el Sistema Imperial Capitalista. Este último que engloba quizá por primera vez en la historia a todos los pueblos del mundo.

No hay República, Provincia, ciudad o barrio que escape a este destino que nos vienen marcando aquellos que en un momento no muy lejano, decidieron que la suerte inmediata de la Humanidad quedara en manos de pocos, muy pocos, 40 o 50 personas como máximo que conducen el destino de miles de millones de seres humanos.

Este PODER -que se gesta entre el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y al que tienen acceso solo y solamente aquellos lideres mundiales que representan los intereses de estas pocas personas, donde se contratan los técnicos, filósofos, sociólogos, y hasta religiosos, etc., que aconsejan como implementar los planes para cada región, con que instrumentos económicos, políticos o...... militares- aparece como algo oscuro, desconocido, inalcanzable, como un DIOS, que puede determinar la vida y la muerte de cada una de las personas que habita nuestro planeta, ni siquiera abordaría el tema ecológico, pues entonces veríamos que SU MANO, alcanza el magma de la misma tierra, y los fondos de todos los mares.

¿Que le queda al hombre común?, aquel que ni siquiera tiene la educación, formación e información para por lo menos SABER que esto pasa? Detrás de esta pregunta pueden surgir variantes como, “lo que no se conoce, no existe”, por lo tanto surge rápidamente el adversario menor, el tangible, el que está al lado, el que vemos. Puede ser un Presidente, un Senador, un Gobernador, un Intendente, un Ministro, un policía, un militar, o hasta un simple vecino.

Entonces, el hombre común entiende, vé que, o se resigna o lucha, ¿contra quién? Contra aquel que conoce y que quizá sea la última mano ejecutora, que hace que no tenga trabajo, que sus hijos no puedan acceder una educación DIGNA, a una vivienda DIGNA, a gozar de momentos de esparcimiento con DIGNIDAD, y también vé y siente que a la vez le van quitando la VIDA, derecho básico de todo ser viviente.

A la sazón como esas 40 o 50 personas son desconocidas, y como el B.M. y el F.M.I. son factores muy, pero muy lejanos, nos hallamos en todas partes del mundo luchando los unos contra los otros, gente de la misma clase social, con las mismas necesidades, con los mismos deseos, con la misma carga adenoíca.

Y la violencia va, y vá, en todos lados hasta en el mismo centro del PODER. Los Lideres Mundiales se reúnen para articular estos planes pero de repente , ahí también aparecen los que sufren de esta violencia, son los OTROS, los más débiles, los pequeños, los que SABEN, quienes son, de donde vienen, para qué se reúnen, ahí están, desenmascarando al PODER, mostrándole al mundo, a esos otros, que habitan tierras lejanas, que no están tan solos, que se puede o por lo menos se intenta. Que estos OTROS quizá (y es muy posible que así sea) pueden ser derrotados en su lucha por la DIGNIDAD HUMANA, pero que pelean, no se rinden, como no se rinde aquel vecino al que se le muere un hijo por no tener alimentos, como no se rinden aquellas madres a las que les desaparecieron los hijos, como no se rinden los sin tierra, los que buscan su identidad, los que no olvidan, porque saben que en el olvido no hay JUSTICIA, así van luchando los PUEBLOS QUE PREFIEREN MORIR O IR PRESOS PERO EN DEFENSA DE SU DIGNIDAD HUMANA.